1/3/17

Pinchazos

La vida llega a sorprenderte de maneras misteriosas... un día puedes estar completamente bien y al siguiente pueden presentarte situaciones no tan buenas, todo depende de como te enfrentes a ellas.

Desde hace dos años o un poco más, he estado teniendo algunos síntomas en mi salud no tan buenos, motivo por el cual recientemente me mandaron a hacer una serie de análisis. 

Los resultados los obtendré en algunos días, pero lo curioso de la situación es como resulto todo hace poco y después de mi último análisis.

Como parte del proceso, era necesario inyectarme unas medicinas, y la verdad es que mis venas nunca han sido las mejores para los inyectables. A lo largo de los años los enfermeros y doctores han sufrido con mis brazos... y esta vez no sería diferente.

Ibamos ya por el segundo intento de inyectarme algo, cuando la enfermera me dijo: lo intentaré una vez más, pero si no resulta, hoy no podremos realizar el análisis. Voy a intentarlo en tu mano, te va a doler, porque aquí duele más, pero necesito que me avises, ¿de acuerdo?

Asentí poco convencida, mientras en mi fuero interno le pedía a Dios que al fin pudieran inyectarme la medicina. No quería volver a pasar por todo el examen y mucho menos someterme a que me agujereen nuevamente. 

Pasaron largos segundos - desde mi perspectiva - hasta que finalmente la enfermera me dijo: listo, ahora no te muevas.

La verdad, un gran dolor no sentí. ¿Molestia? pues sí, pero cuando acabo el examen, respire hondo, ya estaba hecho y solo quedaba esperar.

Lo curioso de la situación era que me sentía ligeramente mareada, ya me habían advertido de las consecuencias, pero aún así no pude evitar reír cuando al salir de la sala, y ver a mi enamorado mirándome se asusto. 

Hasta ese momento no había caído en cuenta que las banditas que me colocaron donde me intentaron inyectar y donde me inyectaron no eran nada pequeñas, tenía algodones con cintas en los brazos, grandes algodones para un pinchaso. Encima salía mareada y mi análisis casi había durado hora y media.

- ¿Qué te han hecho? - me preguntó preocupado. Me sonreí y le dije - estoy bien, solo que mis venitas no cooperan - me abrazo y cuido de mí.

La verdad, me muero de miedo por saber que tendré, los médicos tienen teorías, y algunos me las han compartido... nada alentadoras, pero bueno... no sé que saldrá, no quiero ni pensar en los resultados, pero si de algo sirve, ese instante en el que salí y me reí de lo cómica que me he visto, ha sido divertido, y por un momento me ha hecho olvidar de lo mal que lo puedo estar pasando.

Recuerdan mi post del #Dubydia ... haré un paréntesis en mi estresante vida, e intentaré recordar el porque es importante vivir cada día de manera única.

¡Buenas vibras!
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